mientras tú no estabas
Me fui a España 10 días, me distraje un momento, vuelvo, y ahora resulta que acá todo cambió. Lo advertí anoche, cuando retomé mi curso de Escritura. Fue nomás llegar al edificio y darme cuenta: vi a mi amigo Jorge, MI amigo Jorge -porque éramos Jorge y yo vs. todos los demás-, conversando en rondita, o sea, en rondita!, con el resto de los estudiantes. ¿Y todo por qué?, por las dos clases que me perdí del taller, que fueron "bárbaras", "geniales", "estupendas", gracias a las cuales todos ya se han hecho grandes pero grandísimos amigos. Jorgito, traidor, eso no se hace...
Al menos repetimos con Jorge el ritual del café en la maquinita, y en el intervalo me dediqué a recuperar plazas perdidas. Evidentemente va a ser difícil, porque incluso charlando nosotros, o sea, nosotros dos, solos, sin ningún otro ser alrededor, como cuando éramos felices y teníamos toda la vida por delante, se nos filtró un Fulano y se metió a comentar algo sobre el cuento que había escrito Jorge. Porque ésa es otra: todos ya tienen cuento. Enviaron sus cuentos por email a la Escuela, los cuentos fueron leídos en las clases tan genialísimas que me perdí y claro, ya está, ésa fue la llave para todo lo demás. Se han leídos unos a otros y eso los ha hermanado. Ahora resulta que la literatura, porque supongamos que lo que hicieron fue literatura, te viene a devolver amiguitos. Dónde se ha visto. Acá, acá se ha visto. Yo lo he visto. Y lo peorísimo de todo no es esto. Lo peorísimo de todo es que yo no tengo cuento. Y como que no tenga cuento de aquí hasta el sábado, estaré acabada.
También mientras yo no estaba -y mientras Jorge me engañaba-, mis plantitas tomaban nuevos y libres rumbos:
(encuentre las 7 diferencias!)