24/10/07

de viaje

Lo más impresionante de todo fue cuando bajó el primer día a desayunar. Es que lo habíamos despedido de civil y amaneció vestido de religioso. Hablo del cura, claro. Y su presencia no pasó inadvertida: tuvimos milagros de primerísima mano e, incluso, el cura y nuestro otro amigo -tan escasamente religioso él- se hicieron amiguísimos.

La cosa es que nos movemos a velocidad de la luz.
Ahora mismo estamos en Cartagena.
Todos aquí son como falsas Margaritas. Quieren hacerse pasar por ella -hablan igualísimo-, pero a nosotros no nos engañan.
Estamos en temporada baja, les aviso para los que pretendían hacerse una escapadita.
Sol, lluvia y otra vez sol así como si nada. Y calor. Del bueno, del que no te mata.
Noches en bermuditas, cenas en la playa y un hotelito frente al mar. Sólo una cuadra de la ciudad vieja y la gran muralla ameritan la visita.
Ah, sí, hemos viajado por el hombre de la casa, que vino aquí a dar 1charla.
Yo para charlar no necesito irme tan lejos. Igual no me quejo, eh. Puedo viajar y venir a escucharlo sin ningún problema.