26/9/07

adaptación

Pertenecer tiene, antes que sus privilegios, sus imprecisiones.

Ahora, por ejemplo, soy capaz de gritar "epa!, llueve!" cuando, en rigor de verdad, apenas garúa...
Peor: llegué al extremo de avisar -de lo más entusiasmada- "eh!, salió el sol!!" cuando un mínimo de sentido común indicaba que, para cualquier mortal, lo que había sobre esta ciudad era una modesta, tímida, acaso mínima, resolana...

De a poquito me voy volviendo limeña...