31/5/07

por un pelito

 


La cuestión es que, como verán, exportamos calidad (?).

Robertito está en la calle Dasso, en San Isidro, donde también está la librería más linda de Lima: El Virrey. Nada lejos de todo esto está mi Escuelita de escritura, donde también voy los sábados.
Yéndome a buscar al cursete, el hombre de esta casa pasó y preguntó.
Treinta soles el corte en lo de Robertito.
Así que cuando salí del curso, ahí estaba él (no Robertito, Dios no lo permita) con su nuevo corte.

Treinta soles, una ganga. Bueno, a lo mejor tampoco tanto, pero treinta soles son treinta pesos, nada mal.

Tres días más tarde, hasta ahí fui yo también, a cortarme el pelo a lo de Robertito. Y decí que mientras ojeaba una revista Cosas se me ocurrió preguntar...

Y cuánto estaba el corte para mí? Ochenta soles! Ochenta soles la gracia!!!

-Pero cómo ochenta soles, si mi marido vino ayer y le salió treinta.
-Ah, pues, es que hombres 30, mujeres 80
-Ya, pues, pero él incluso lo tenía más largo que yo. No distinguen entre largo-corto en vez de entre masculino-femenino?
-No, pues

En fin. Que así como entré, salí.

Y volví al barrio (de donde nunca debí haber salido), a la peluquería de la vuelta, en donde hacen maravillas y a mitad de precio.


Ah, y retomando aquello de la exportación de calidad, ojo al piojo: Tamara Invento Pilates también está en la zona!