18/7/07

actualizando

Claro que pasaron muchos días desde mi último post, díganmelo a mí. Pero es que pasaron muchos días y pasaron también muchas cosas. Por ejemplo, ahora resulta que estoy trabajando. Sí, sí, trabajando. Trabajando yo. Pero me caigo y me levanto! Una vida, o digamos al menos una temporada, pensada para reina y ya ven ustedes...

De mil amores les contaría del proyecto en el que estoy metida, pero no puedo (?). Igual, para que se den una idea, y como talento llama talento, sí les puedo comentar que la faena es con un hombre mega top. Topísimo. Toda una celebrity. Celebrity que yo ni puta idea tenía que existía, obviamente. Pero bueno… La cosa es que hoy, por ejemplo hoy, el hombre de esta casa deberá –él a mí- acompañarme a un cóctel. Porque ya tengo cócteles. Ahí tienen. Tengo cócteles. Cócteles a los que me invitan para que vaya con mi marido. No me digan que eso no es gracioso. La parte del cóctel digo. Y la del marido también.

De mi paso por Buenos Aires podría contarles que nevó. Pero para qué, no? Mejor concentrarse en otra cosa: qué ocurrentes me parecieron de repente todos los porteños. De lo más chispeantes, les juro. Y los varones, qué lindos! Qué guapos. Si fue nomás entrar a mi antigua redacción y encontrar a uno más bonito que el otro. El resto podría resumirse en lo siguiente: poco tiempo y mucha gente. Parecerá una obviedad –y lo es-, pero andando por Buenos Aires caí en la cuenta de que tengo gente (mucha) que conozco hace años (muchos). Amigos (muchos). Y celular que suena (celular sólo uno, pero sonar sonó mucho). Impresionante. Yo acá, para que se den una idea, hay días en los que abro la tapita del Movistar para ver si el aparatete este se apagó, se quedó sin batería o algo así. Bueeeeno, está bien, exagero. Pero qué sería del periodismo sin la exageración, eh? Nada, no sería nada...