5/7/07

pachamanca












Este fue nuestro almuerzo. Regresando hacia Lima, comimos en Santa Eulalia. Tenés que tener mínimo una hora, porque eso es lo que tarda la comida en estar lista. Esta es la famosa pachamanca -o pachamanka-.

Como ven, no hay grandes secretos: se tira todo ahí dentro y se va cubriendo cada cosa con piedras, piedras muy calientes, eh. Piedras que pelan. No vayan a ser tan torpes de tocarlas, que las piedras, antes de estar ahí, estuvieron al fuego vivo.

A nuestra pachamanca le tiraron alguna carne de res, algunos pollitos y alguna que otra carnita de cerdo. Papas, camotes, choclos y chauchas gigantes completaron la escena.

Arriba de todo, papel madera mojado. Luego una mantita también mojada, luego tierra, una cruz hecha con hierbitas y ya está. A esperar.

Si somos honestos -honestidad mata poesía, pero anyway-, habrá que decir que a nosotros lo que más más más nos gustó fue ver cómo lo hacían, porque el resto dejó -acá entre nos- mucho que desear. La carne sale muy seca. Muy, muy. Y todo sabe a culantro, porque a las carnes las cubrieron con cantidades industriales de culantro, que es, en buen cristiano, cilantro. Debe ser el único país de habla hispana que llama culantro al cilantro.