“viajar, perder países…”
(en este caso, perder ciudades, pueblos)
Bueno, bueno, bueno… Otra vez hemos preparado el bolsito y hemos salimos al ruedo. En esta oportunidad, el hombre de la casa hizo gala de su fina estampa y se quedó, precisamente, en casa. Aunque es verdad que la escapada me ha dado cierta culpa (e incluso digamos que lo extrañé), no creo que yo haya actuado mal.. Después de todo, alguien en esta casa tiene que aprovechar las oportunidades.
La cuestión es que llegaron los amigos al Perú, concretamente a nuestra morada (dicho lo cual entenderán ustedes por qué hasta la próxima semana en este espacio sólo hablaremos bien de las visitas; una vez que se hayan marchado, otro será el cantar)
Primero tuvimos un maravilloso festejo de cumpleaños en Lima –con regalitos, pastel, velitas, delicias a la parrilla y fantástica compañía- y luego partimos con amiga J. y amigo I. rumbo a lo que queda de la ¿gran? civilización inca.
Y entonces nos fuimos a conocer (yo en parte a re-conocer) algo más del Perú.
Primera parada obligada: Cusco –ya muy familiar para mí-
Luego fue Pisac.
Luego fue Ollantaytambo (qué cosa más bonita!)
Y luego fue Aguas Calientes.
De las Warm Waters, obviamente, hacia Machu Picchu.
Y una vez ahí, a caminar hacia las alturas eternas del Wayna Picchu.
Creo que podemos decir que estuve en el cielo.
En otro orden de cosas, también estamos en condiciones de afirmar que ya distingo acentos. Es decir, así como una puede diferenciar a esta altura del partido el español propio de un catalán, un vasco, un gallego o un andaluz, ahora una también puede ya distinguir, por caso, el acento peruano de un cusqueño.
También ya percibo claramente cómo es la tonada de los peruanos snobs high class (y lo increíble del caso es que suena todavía más repugnante que el snobismo porteño).
Otra cosa: la gente de la sierra construye las oraciones siguiendo un orden gramatical distinto al habitual. Te dicen, por ejemplo, “verde era el auto” (entiendo que técnicamente no habría nada que reprochar), en lugar de “el auto era verde”, construcción esta última a la que una –o al menos yo- está más acostumbrada.
En la próxima entrada, y sólo si se portan bien, algunas imágenes.